Don Mario el carpintero. |
-Mario, cómo vamos-. Saluda dejando la marca de su labor matutina en mi mano derecha, la de él áspera, gruesa, con los nudillos secos y grandes; los dedos en la punta con una simetría extraña, anchos y planos, no eran una espátula pero hacían bien su función de lijar, de limar los bordes que dejan la imperfección y que como toda es corregible.
Carpintería de Don Mario. |
Mueble (mesedora) acabado. |
Clavos, pegante, barniz, pintura, lija, madera, todo para lograr arte, una silla, un comedor, un sofá, a partir de un tronco que se consigue en el aserradero. A Bucaramanga llegan los camiones cargados con melancólicas vigas marrones sin vida, con destino a la morgue, allá donde el verde desaparece, donde hombres jóvenes o ancianos llevan en un cortejo fúnebre los pesados cuerpos. Emprendo el viaje a la avenida quebrada seca con carrera quince, donde jamás faltan los trancones por los vehículos de carga estacionados a lado y lado de las vías, atestados de mercancía, en busca de trabajo entre los gritos, silbidos e insultos, el ambiente natural.
Parado en una esquina observo la Llegada de un doble troque, se estaciona cerca, el olor a neumático y a bandas quemadas me dice que llega de viaje. El conductor se baja y pregunta por los “coteros”, y así empiezo a ver una carpa que se levanta y deja al descubierto los troncos, esos que días atrás tenían en sus ramas, cientos de insectos, miles de hormigas y el hogar de algunos pájaros, ahora desnudos inician la travesía a varias carpinterías para ser moldeados, ya que su belleza original no es tan buena como aquella que puede crear el humano.
Madera moldeada. |
Ya es tarde son las seis y el día termina como los demás, hoy solo fue posible observar cómo llega “el material puro” a la carpintería de don Mario y ver lo elemental, sacudiendo el aserrín de mis zapatos me despido, mañana será otro día.
Martes. Llegué temprano, a las ocho, era una cita con el tocayo hoy va a arreglar unas sillas y empezar con el bifet, el sillón tendrá que esperar. Hay mucha madera en las cuatro esquinas de la carpintería esperando ser utilizada, bultos de aserrín amontonados y don Mario me dice – Esa madera tiene años de estar ahí es la que me sobra de los trabajos, hay “madeflex”, más que todo-. “Madeflex”, uno de los muchos tipos de madera, liviano, delgado y manejable, pero débil se parte con mucha facilidad.
-Muchacho, sosténgame ahí la tabla fuerte, para que le pueda echar el pegante a la otra y que ésta no se despegue-. En ese momento sostenía el espaldar de una silla de comedor, no muy bonita, pienso que es de alguien humilde, de no ser por el pegamento que entraba por mi nariz hubiera seguido haciendo conjeturas, pero la falta de costumbre mareaba mi imaginación.
-Esta silla la he arreglado como unas cuatro veces, da guerra la “hijuemadre” y el señor Francisco insiste en no comprar una nueva-. Sonrío, no sé si por el efecto del pegante o porque el comentario es gracioso, ya un poco alejado de las nauseas y respirando aire “puro” en una de las dos puertas del local, entiendo qué es mueble para la mayoría de los carpinteros, casi todo. –Mario ahora sí vamos al mueble, al bifet, empecemos. Yo creo que para el viernes en la tarde estará listo si me dedico solo a él-. Me alegré, ahora sí vamos a ver en qué te conviertes naturaleza.
Parte del bifet. |
El jueves voy en la tarde, y ya casi está listo, bueno en el bosquejo que tenía mi mente, las puertas estaban puestas, con esas bisagras doradas, la madera tenía su tallado en varias figuras, aquellas que dibujaba, la imaginación de don Mario, con el ir y venir de sus gruesas manos de tanto lijar, para dar una forma exquisita y perfecta. El color es un marrón natural, ese que nadie tiñó, ese que solo marcan los años y que en segundos se arranca.
Viernes, la madera ya es un mueble más, un bifet, tres capas de pintura trasparente, dos de barniz para protegerla del polvo y la suciedad. Don Mario termina por agregarle los últimos toques, los clavos y puntillas no se ven, están camuflados por dentro y por fuera si acaso se notan, las puertas tienen su pirograbado en forma de rectángulo cerca del borde, las manecillas son de metal color dorado también, por dentro cada compartimiento dividido: arriba las aves, en medio las hormigas y abajo los insectos.
Lugar donde se corta la naturaleza. |
MAPCH